UNA VEZ MÁS

Posted on 16:04:00 by Paco Palafox

UNA VEZ MÀS
Paco palafox
2002



Dicen que las historias de dos (por no decir de amor) empiezan cuando menos te das cuenta, y en circunstancias en las que menos piensas que puedan suceder.

A veces las planeas a veces simplemente se dan, a veces son rápidas a veces lentas, a veces furiosas a veces tranquilas, a veces lindas a veces no tanto, a veces eternas, a veces muy cortas, como la que me trajo aquí y sigue fresca en mi memoria.

Decir que he vivido toda clase de historias de dos sería alardear, seria mentir; pero bañarme de inocencia sería peor, o peor aun decir que no conocía el contexto de la situación, pero ésta vez el papel, sin darme cuenta cuando ni por qué, simplemente dio la vuelta.

Quizá no tengo con quien hablar esto y por eso escribo, alguien podrá leer y casi nadie entender lo que digo, porque ni yo mismo lo entiendo, no sé a quién culpar, si a mi imaginación o al café mezclado con las aspirinas que me impiden cerrar los ojos por las noches y me abren el flash back mental, como película antigua asustándote su realismo.

Y aquí estoy, casi como empezó todo, frente a un frío monitor mezclando lo real con lo ficticio, mezclando colores para dibujar un presente y leer un pasado, recordar el futuro que solo guardaré en mi memoria y así, mi paleta de escritura mezcló un rojo corazón, con un gris cerebral, la combinación pocas veces es buena, algunas te hace mover la vista, te lastima y otras simplemente te hace cerrar los ojos, pero esta mezcla fue especial, la encontré en uno de esos lugares en donde abundan historias perdidas, historias que no existen pero que son, una de esas que crees que ya habías vivido pero no hay ni un sólo testimonio de que hubiera sido real, y en la arqueología del corazón no aparece nunca ese Indiana Jones que se atreva a desafiar su alrededor y alcanzar la pieza deseada.

Dije que escribiría algo sobre ella, quería hacerle un cuento, un relato, quería conocerla un poco más, más allá de su piel, más que saborear su olor y enredarme en sus brazos, sentir mucho más que sus besos, quería encontrar un poco más de inspiración, sin importar la transpiración, sin importar que por la ventana se metieran miradas morbosas o espectadores anónimos, anónimos como nosotros mismos, con la interrupción de los nudillos en la madera, o de la campana que anunciaba un round finalizado en el ring de la pasión.

Empezaba a meterme en sus ojos, pero no en donde casi todos llegan, sino en ese lugar al casi nadie toma en cuenta, en el negro de sus ojos, en el centro de su mirada y no sólo quería meterme, además quería perderme, quería estar, quería encontrar el laberinto sin mapa de salida, quería sentirme desesperado de felicidad por sentirme afortunado de acceder en lo profundo de su alma, entrando por la ventana, yo no tenía la llave de la puerta, pero tampoco la quería pedir, simplemente como niño haciendo una travesura y sintiendo la emoción de sentirse descubierto por el dueño de la casa, y correr antes de ser atrapado, yo solo quería entrar por la ventana, me hubiese conformado con asomarme dentro, pero me descubrió antes de hacerlo, antes de estar dentro de donde ya no puedes salir, medio cuerpo, media alma, dicen que dos medios hacen un entero, pero cuando en medio hay otros dos la aritmética falla, y se reprueba el examen.

No sé qué fue lo que me descubrió, no era la primera vez que me metía a hurtadillas a un alma, no era la primera vez que creía dominar el terreno, tal vez fue mi exceso de peso, la sinceridad a veces no es bien digerida y muchos prefieren ser más lights en ese aspecto, quizá ese fue mi error, llenarme de tanta sinceridad y se derrumbó el laberinto, dejando sólo un adiós frío sin más

Dos fotografías, una ropa manchada como lienzo de un pintor de amor dibujando la palabra "prohibido" en ella; olor a sensualidad en el ambiente y dos botellas que guardan un secreto, uniéndose con el cristal de las copas improvisadas y una música antigua que nos hace volar al deseo.

Un correo electrónico con ganas de decir más y un nombre bloqueado en Messenger, dos tontos que intentaron creerse lo suficientemente seguros de que no pasaría nada a los corazones y les pasó. Un viaje juntos que nunca se realizó, una montaña de deseos entelarañados y un beso al aire sin destinatario seguro.

Una Biblia abierta en mi repetida historia del Sansón con su Dalila, aunque en esta ocasión nadie rasuró mi cabellera, nadie preguntó de dónde venía mi fuerza, porque tal vez nunca nadie la notó, no tuve atadas las manos al despertar, lo único que tuve fue la vergüenza de haberte fallado… una vez más.