EL CRISTAL DE NUESTRO AMOR
EL CRISTAL DE NUESTRO AMOR paco palafox 1999
Y así de pronto, al voltear la mirada te vi.
Mi estúpida timidez hizo que esquivara tu mirada, inmediatamente estaba volteando hacia otro lado, pero el imán de tus ojos me trajeron de nuevo a ti, mirándote despacio, sin prisa; con la comisura de mis labios temblorosamente me forcé a sonreír y tu mirada seguía igual, clavada en la mía, y tu respuesta fue una sonrisa real, sin forzarte, en ese instante mi mente y mi corazón estaban de acuerdo en que eras tú la misma mujer que mis fantasías dibujaba y que ahora estabas ahí, en la realidad más profunda de mi vida, en el anhelo más grande de mi corazón, asegurándome que por fin el amor estaba tocando no a la puerta sino a la ventana de mi vida, a través del cristal de la ternura y el deseo, conociéndonos en la transparencia de la realidad, la realidad de ese cristal.
Y las miradas seguían ahí, perdiéndose una en la otra, tus ojos grandes se hacían cada vez mas grandes permitiéndome explorar tu interior, tu cabello largo y rubio cubría tus hombros descubiertos, pero no tu corazón.
Entonces comenzamos a platicar, y tu me contaste de tu vida, de tus aficiones, de ese gusto por la pintura, me dijiste que eras vegetariana y que asistías al gimnasio cuatro veces por semana, mencionaste a tus padres y te entristeciste al contarme que su divorcio te había lastimado, que te costaba trabajo confiar en los hombres pero que esta vez estabas dispuesta a correr el riesgo de ser feliz a mi lado, yo sonreía al saberte segura de mi cariño, y me diste confianza para hablarte de mi familia, conociste mi casa y te diste cuenta que el orden en mi recámara no era lo que más sobresalía, te reíste de mi fotografía del fútbol, tenia apenas 8 años, salimos varias veces con mis amigos, te reías de mis bromas, y éramos felices mientras comíamos ensalada italiana viendo televisión; Me contaste de tu viaje a Europa y te dije que yo anhelaba estudiar inglés en Londres.
Planeamos ahorrar para hacer un viaje juntos, me llamabas al celular tres veces al día solamente para decirme "te quiero"; tu computadora se saturaba de mis correos electrónicos en donde de formas diferentes te decía todo lo que me gustaba de ti, hablamos de Dios y me dijiste que era lo más importante en tu vida, aunque le tenías fobia a la iglesia, en eso estuvimos de acuerdo y muchas veces leíamos la Biblia y orábamos juntos; y cada vez que tu hablabas yo escuchaba con atención religiosa, mirando tus ojos me volvía a perder en tus pupilas, seguíamos ahí, siempre perdidos en nuestras miradas, a través del cristal de nuestro amor.
El tiempo pasaba y los segundos sin ti los sentía eternos, perdida tú en el laberinto de mi corazón, nunca buscabas la salida, explorabas los rincones de mi alma y limpiabas con tu cariño cualquier pequeña cosa que pudiera mancharlo, te acercabas a mi y me abrazabas, hablabas bajito a mi oído y me decías que nuestro amor iba a ser eterno, yo te creía y te seguía abrazando, besando tus mejillas, acariciando tu cabello y tu mano subía y bajaba por mi espalda, y el cristal de nuestro amor seguía entre nosotros tan transparente como tus sentimientos, tan limpio como tus besos…
Todo era felicidad en mi vida cuando repentinamente el sonido de la realidad me hizo dar cuenta que te irías lejos de mi vida, de pronto solo fueron unos metros, luego más y el claxon del auto detrás mío me hizo perder el control y mi automóvil se apagó, nuevamente el sonido de su claxon me presionaba a avanzar, la luz estaba en verde y tu auto más lejos, por fin pude encender de nuevo la máquina, pero el mar de autos te escondieron como si se hubiesen puesto de acuerdo para separarnos, aceleré buscando tu auto, tu cara, tu vida… y de pronto un autobús se detuvo frente a mi deteniendo mi carrera, fueron unos segundos, pero a la velocidad de la gran ciudad fue demasiado tiempo, nunca te pude alcanzar, nunca te volví a ver, recorrí la zona varias veces sin éxito alguno, desapareciste de mi vida, pero no de mi mente, tu imagen quedó impresa en mi para siempre, nunca hablamos, nunca supe como te llamabas, pero pude vivir contigo en la fantasía de mi imaginación, la relación de amor más fuerte que haya podido imaginar, el cristal de nuestro amor que nos unió fue el mismo cristal que nos separó, si tan sólo hubiese bajado ese cristal de la ventanilla y tenido el valor de decirte algo, pero esa estúpida timidez que me ha vestido de edad y soledad es la que me impide hasta hoy hacer real el amor de algún cristal…
Hoy, mientras manejo, no hay un semáforo en luz roja en el que traté de encontrarte, volteo a todos lados deseando encontrarte; con el cristal de mi ventana abajo, para poder hablarte, para poder decirte lo mucho que te ame, lo mucho que te quiero y te sueño; pero no he visto, y tal vez ya nunca te volveré a ver, pero guardo tu imagen muy dentro de mi…